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Ahora apocalipsis: sexo, mentiras y Tinder

“Soy millennial así que la ambivalencia sexual es casi un requisito”, dice Carly, quien se desnuda en internet para pagarse los estudios de actuación. Ella es amiga de Ford, un patovica que anhela ser guionista de cine y que sale con Severine, una ferviente apologista del poliamor, y que convive con Ulysses, un gay bastante fumón que transita su propia odisea (¿y si Itaca quedara en la costa oeste de los Estados Unidos?). Carly, Ford, Severine y Ulysses son los personajes principales de Now Apocalypse, la serie que pinta de manera más bizarra y alucinógena la época que vivimos. Creada por Gregg Araki, un pope del movimiento noventista New Queer Cinema que ahora se muda a la tele, es un estreno de la flamante plataforma Starz (que ya está disponible aquí a través de la aplicación Apple TV) y que, aun con cantidades industriales de sexo apocalíptico, expresa un lamento de hoy: “No hay romanticismo detrás de una pantalla”.

Creada por Gregg Araki, un pope del movimiento noventista New Queer Cinema, la serie Now Apocalypse muestra el fin del mundo que conocimos.

 

En todas las combinaciones sexuales posibles (incluso con extraterrestres, ya que Ulysses está convencido de que se está gestando una invasión alien), la serie de diez capítulos enumera las trabas que conspiran contra el romance en una ciudad como Los Angeles: Instagram, Tinder, Grindr, las cam girls, los videítos virales o cualquiera de los estímulos fugaces que compiten por ganar nuestra atención justo cuando podríamos estar amándonos. Los sueños premonitorios de Ulysses, que usa una campera con estampado bíblico en la espalda (“yo he visto el futuro”), anuncian el fin del mundo que conocimos, mientras él se enamora de un arcángel trompetista que conoció online (sí, se llama Gabriel). Con sus películas revulsivas, Araki compuso una obra alrededor de sus obsesiones: el sexo, los extraterrestres, las drogas, las profecías o las exigencias de la vida actual. ¿Ahora apocalipsis? En el gimnasio, la app de citas o la piscina, porque no hay ciudad con más piscinas que Los Angeles, el final nos sorprenderá cuando estemos ocupados chequeando nuestra reputación. En esta era, las únicas reglas son la exhibición y el fisgoneo, azuzados por un narcisismo que siempre tiene la cámara del teléfono en modo selfie: muertos por el propio reflejo.

Como todo héroe romántico, Ulysses es optimista: “Nuestro destino es estar juntos y salvar el mundo”, dice. Y sale a la calle. En Now Apocalypse la salvación llega cuando el algoritmo se transforma en sangre y el bit, en carne. Son tan pocos los contactos humanos que no están mediados por un vidrio (la ventanilla del auto o la pantalla del teléfono) que la experiencia real hoy es revolucionaria: hay un mundo ahí afuera y merece ser vivido.

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.