“El Starbucks del café con marihuana”: eso es lo que quiere ser Catapult, una incipiente cafetería de Seattle. Se dijo hace unos días: después de que algunos estados aprobaran el consumo de marihuana, el café canábico es el último filón de la industria. El café Catapult viene en cápsulas de plástico parecidas a las de cualquier marca masiva y es una ideota del emprendedor James Hull, que cultiva marihuana desde hace años y ahora la mezcla con variedades de café que compra a tostaderos del noroeste estadounidense. Su audaz modelo de negocio llegó a las páginas de la revista Forbes, donde se aclara: el efecto psicotrópico de la bebida demora entre 45 y 90 minutos para alcanzar su clímax, según uno beba el café con el estómago lleno o vacío.
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Café canábico en cápsulas
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Nicolás Artusi
Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
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