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Composición tema: la vacuna

Acaso por poco espectaculares, las paperas o el sarampión no vayan a tener superproducciones de Hollywood como Epidemia o Contagio, pero con la mitad de los pibes argentinos sin las vacunas completas, ¿estamos en los avances de una película catástrofe? Los primeros calorcitos primaverales despiertan la inquietud por el dengue mientras las vacunas se convierten en un botín político y aquel que exigió su Pfizer anticovid ya perdió la cuenta y no recuerda si va por el cuarto o el quinto refuerzo. Por todo esto resulta sintomática la publicación de Vacunas, el ensayo del químico inglés Stuart Blume que repasa “una historia polémica”, según el subtítulo del libro, y que busca razones para la involución. 

 

El libro del químico inglés Stuart Blume repasa la historia de las vacunas y responde por qué tanta gente hoy desconfía de ellas.

 

“Si nos basáramos en las películas producidas por el mundo angloparlante, podríamos pensar que este ve la posibilidad de que haya una pandemia con la fascinación con que un hombre atrapado observa una serpiente que se le aproxima”, escribe Blume. La sensación de horror e inevitabilidad se disipa cuando un héroe, más del tipo Superman con guardapolvo que ratón de laboratorio, encuentra el antídoto y lo convierte en vacuna. Pero la realidad es muy distinta. En todo el mundo cayó la confianza en las vacunas y aquello que parecía una discusión superada, como la curvatura de la Tierra, por ejemplo, vuelve a debatirse. “No me vacuno contra ninguna enfermedad que no sea mortal”, dice un amigo intocado por la jeringa. Basado en un sistema de creencias más que evidencias, exactamente lo contrario del método científico, él piensa que las vacunas son un mecanismo de control de la población o al menos, un gran negocio de los laboratorios.

 

En Vacunas, un libro que fue escrito antes de la pandemia de covid-19, Blume destaca la noción colectiva de la vacunación (básicamente, proteger a una comunidad y no solo a un individuo) y busca respuestas a una pregunta de época. ¿Por qué tanta gente desconfía de las vacunas? Para él, tiene que ver con los cambios que se dieron estos últimos años en la forma de desarrollo de las vacunas y en las políticas de vacunación. Muchas de las vacunas recientes no fueron creadas como una respuesta a una necesidad social urgente (para el año 2014 había setecientas vacunas en desarrollo en sesenta países…) y así los medios se convirtieron en el fin. “A medida que la salud pública se iba haciendo cada vez más dependiente de la vacunación, el parámetro fundamental cambió”, escribe Blume: “Ya no era el estado de salud de las personas, sino el grado de cobertura de vacunación”.

 

Se me ocurre que las vacunas, como los alcances de la inteligencia artificial o la libertad de expresión, son un buen ejemplo del gran dilema de este siglo: si conservaremos los estados nacionales o cederemos sus responsabilidades a las empresas. La salud pública es privada. En Vacunas, se dice que “la cambiante estructura de la industria farmacéutica pareció dar origen a la sensación de que la oportunidad comercial estaba llegando a desempeñar un papel excesivo en el desarrollo de nuevas vacunas”. Ante la epidemia o el contagio, se impone lo urgente a lo importante. Pero en la vida cotidiana muchos se preguntan si es realmente necesario que una persona sana se vacune contra la gripe y ahí se inocula la duda.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.