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Cuántos pares son tres botas

Un par de botas estilo vaquero con tacos cubanos y, ¡zas!, una transformación como la que se opera después de la voltereta de La Mujer Maravilla: ese fue el objeto mágico de McKenzie Wark, la escritora que nació hombre en Australia y se hizo mujer en Nueva York, donde se convirtió en un icono de la contracultura de esta época. Aquí acaba de publicarse Vaquera invertida, un potentísimo libro de autoficción (“más meme que memorias”) donde evoca cómo intentó ser varón cis y las primeras pistas de la femineidad en su cuerpo masculino. Dos botas obraron el milagro: “Los tacos eran altos para mis pies lisiados, pero las caderas entraban mágicamente en juego al caminar”.

 

Memorias de una transición: McKenzie Wark pone el cuerpo para relatar un cambio de género en la madurez.

 

La literatura trans está en auge: un acto de justicia y una oportunidad de conocer la voz narrativa de una minoría que vive, y muere, silenciada. “Siempre he leído muchos libros de personas trans, particularmente de mujeres trans, pero rara vez me encontré a mí misma en ellos”, escribe Wark: “En el relato estándar, la autora sabe desde su niñez que hay algo que no está bien, dice muy poco sobre su sexualidad y transiciona sola con ayuda de profesionales médicos. Nada de eso parecía aplicarse a mi vida”. Nacida con los pies torcidos, inhábil para el fútbol australiano que es tesoro nacional y rebelde ante el mandato masculino, Wark descubrió ya de adulta, casada y con hijas, su verdadero fluir de género. Su libro podría leerse como una jugosa autobiografía sexual (lo es) pero resulta más revelador que eso: dinamita los supuestos sobre sexo y género y se convierte en un texto de iniciación alrededor de la segunda pubertad. Famosa junto con su esposa (la artista Christen Clifford) en los círculos contraculturales neoyorquinos, Wark exhuma los cadáveres exquisitos de los amantes que tuvo y confiesa el poder transformador de un par de tacos: supongo que la bota es un emblema poderoso para el imaginario trans y ahí están, como evidencia, el musical Kinky Boots o el delirio por las bucaneras en que caen las participantes del concurso RuPaul’s Drag Race.

 

¿Cuántos pares son tres botas? A diferencia de la matemática, la vida no es una ciencia exacta. En la narración de su transición, Wark debía mostrar su necesidad de existir, pero de otro modo, y entonces se propuso escribir “una historia que no presentara como pistas las experiencias de disforia de género”. Más cerca de la experiencia vital que del legajo clínico, cambió disforia por euforia: “Las pistas serían, por el contrario, los momentos de euforia de género en el sexo”. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.