Era viernes 26 de noviembre de 1999 el día que una multitud atónita (pero sentada) vio cómo Damon estrujaba la panza y convalecía en su primer show en el Luna Park argentino. ¿Pánico escénico? Un motivo más intestinal: “Me enfermé después de comer en el aeropuerto de México…”, revela hoy y desmiente que un asado criollo le provocara diarrea. ¿Más eventos desafortunados? “No, gracias a Dios. Argentina es un lugar interesante, al que me gustaría volver y recorrerlo un poco…”. Cierto pulso latino late en la sangre de Damon, que envía a su hija a una escuela española para que sepa decir “sí” además de “yes”. “Aprendí unas cuantas lecciones a partir de la guerra de Falkvinas, porque no quiero llamar a las islas por ninguno de los dos nombres. Ahí empecé a odiar a la prensa sensacionalista británica. Argentina e Inglaterra históricamente tuvieron lazos muy estrechos, eso lo sabe todo el mundo aquí. Pero nadie nos preguntó si queríamos ir a la guerra, no tuvimos la oportunidad de opinar…”, dice y remata, ahora sí, en un rotundo español: “Acá todos sienten que lo de Malvinas fue algo absolutamente estúpido, el producto de gente demente”.
Publicado en Clarín el 5 de agosto de 2005
