El café es la segunda bebida más consumida en el mundo y por eso mismo genera muchos desperdicios. ¿Qué se puede hacer con los posos de café, así con “s”, o sea los restos que quedan después de la preparación? Aquí, una batería de ideas. Los posos del café se pueden usar para evitar o eliminar los malos olores: si se colocan adentro de la heladera y se les agrega una rodaja de limón se convierten en ambientadores naturales que eliminan el tufo de algunos alimentos. También son remedios contra el olor a tabaco: solo hay que colocar recipientes pequeños en la habitaciones donde se fuma y chau (olor a) pucho. Los restos del café sirven como abono natural para las plantas: contienen nutrientes que favorecen el crecimiento y es conveniente realizar compost con los posos y en el caso de setas, hongos o zanahorias, que necesitan tierra ácida, se los puede espolvorear por el suelo. Son repelentes de insectos: el olor y la acidez ahuyentan las pulgas o las garrapatas de las mascotas así como expulsan a hormigas, mosquitos, caracolas o babosas. Y son champúes para perros: después de bañar a los animales se les puede frotar café húmedo sobre el pelo y enjuagar para que no tengan huéspedes indeseados.