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El David Lynch de Tailandia

Perturbador y neurótico, minucioso y obsesivo, pero también con gran capacidad de abstracción, un gran investigador de la imagen y el sonido, fabulador de la sexualidad pervertida y fustigador de la vida convencional: las palabras que el crítico francés Michel Chion elige para definir a David Lynch podrían ser las mismas que definan a Apichatpong Weerasethakul, a quien justamente le dicen “el David Lynch de Tailandia”. Este será el año en que ambos estrenen obras: Wisteria, la serie del estadounidense, y Memoria, la película del tailandés, que además de ser títulos de una sola palabra y cierta resonancia común se vinculan desde todo lo surrealista que ofrece la naturaleza porque la wisteria, según la enciclopedia, “es un género con nueve especies de plantas trepadoras nativas de Australia y el sudeste asiático”. ¿Y si Twin Peaks quedara en Tailandia?

 

Un cine surrealista en el que todo puede pasar: la obra de Apichatpong Weerasethakul, a quien justamente le dicen “el David Lynch de Tailandia”.

 

Nacido en Bangkok en 1970, Weerasethakul estudió arquitectura, es uno de los mejores cineastas de su generación y está en las vísperas de su mundialización: a diferencia de sus películas anteriores, protagonizadas por actores no profesionales, Memoria muestra a Tilda Swinton como una mujer que sufre alucinaciones auditivas mientras recorre la selva colombiana y es su primera producción rodada en inglés. Algunas de sus obras pueden encontrarse en Mubi o YouTube y en la exuberancia de las junglas o la copiosidad de las ciudades tailandesas uno empieza a transitar el camino de los sueños: inevitablemente habrá transfiguraciones físicas, manifestaciones ominosas de la naturaleza, géneros fluidos, animales parlantes y una clase de tropicalismo surrealista que aparecerá en la inocente versión de un hit en un karaoke o en la transformación de un chamán en tigre volador. Si es cierto que todo en la vida tiene frente y dorso, o cara y ceca, muchas de sus películas se dividen en mitades iguales: “El balance entre la vida y la muerte”, según dijo en una entrevista o el equilibrio entre la conciencia plena y el inconsciente esquivo. La religión budista de Weerasethakul se emparenta a lo lejos con la meditación trascendental de Lynch: ambos bucean en el subconsciente.

 

“Las ideas son como los peces”, compara Lynch: “Si querés pescar pececitos podés permanecer en aguas poco profundas. Pero si querés pescar un gran pez dorado, tenés que adentrarte en aguas mucho más hondas”. Omm. En Memoria, Weerasethakul busca una interpretación sobre el ruido que a veces atormenta la cabeza. Aún a flote pero cerca de hundirse, según la protagonista es “como una bola enorme de cemento que cae en un fondo de metal y está rodeada de agua de mar”. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.