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El sueño de dirigir cine con el teléfono

Parado frente a un cuadro que mostraba a indios y vaqueros retozando por paisajes polvorientos, el viejo dice al adolescente: “Cuando llegues a la conclusión de que colocar el horizonte en la parte superior o inferior del encuadre es mucho mejor que en el centro, entonces puede que te conviertas en un buen cineasta”. Y concluye: “Ahora andate”. Con su parche en el ojo izquierdo y su eterno traje de cazador, John Ford mira a Steven Spielberg, un granujiento quinceañero que quería ser director de cine y al que el viejo tuerto pone a prueba con cinco palabras: “¿Qué ves en ese cuadro?”. El encuadre, el zoom y los planos pero también rubros menos artísticos, como el presupuesto o la búsqueda de locaciones, son los temas de Guía para hacer tu propia película en 39 pasos, un revelador librito recién publicado que propone una pregunta y un desafío: “¿Alguna vez has soñado con dirigir una película? ¡Ahora puedes rodarla con tu teléfono!”.

Hace tres años, esta columna se maravillaba con Tangerine, el primer largometraje filmado íntegramente con un iPhone 5s (cuando se estrenó en el Festival de Sundance el público aulló al llegar los créditos: casi todos los rubros técnicos se le asignaban al teléfono). ¿Es mejor encuadrar a un personaje en el centro o a los costados? ¿Siempre hay que evitar la luz cenital? ¿Cómo se eligen los mejores planos? “Lo que no ha variado en los últimos 50 años, o incluso 100, son las reglas básicas que rigen el rodaje de una película”, escribe Matt Thrift, crítico de Little White Lies, la revista inglesa de culto que edita este libro repleto de ilustraciones en tonos pastel que recrean escenas clásicas en blanco y negro o Technicolor: “El cine es un lenguaje y como tal tiene sus propios dialectos, sus propios atajos, sus propias idiosincracias”. Si es cierto que la tecnología hoy permite que cualquiera pueda ser director (y que a Hitchcock le bastaron 39 escalones para convertirse en un maestro), esta Guía para hacer tu propia película en 39 pasos incluye cientos de consejos prácticos, formularios de presupuestos, grillas de storyboard y modelos de guion técnico.

La época democratiza el acceso a los medios de producción para que las buenas historias no mueran en un carrete sin ver la luz. “Agarrá una cámara. Filmá algo. No importa su duración. No importa que sea cursi. No importa que los actores son tus amigos y tu hermana. Poné tu nombre como director”, aconseja James Cameron, el cineasta más taquillero de la historia y un artista total que no esquiva los afanes prácticos: “Todo lo que venga después será cuestión de negociar tu presupuesto y tus honorarios”.

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.