Cualquiera de nosotros (especialmente los de mano torpe, como yo) derramamos el café sobre libros y papeles. Pero Maria Aristidou hace de eso un arte. Para la artista inglesa todo comenzó con un latte: “Estaba trabajando sobre una pintura con témperas cuando derramé mi café con leche”, dice y ahí encuentra el punto cero de su epifanía. En lugar de ordenar el caos, observó la mancha y encontró que de ahí podía nacer una nueva forma de arte: “Me fascinaron el derrame accidental, el matiz del café y cómo lo absorbe el papel”. Desde entonces, sólo pinta con café y como fanática de la cultura popular encuentra inspiración en los artefactos pop, como las tapas de las revistas, los discos de los Beatles o los héroes de La guerra de las galaxias.
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La mancha como obra de arte
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