Piense por un minuto qué podría pasar si todo lo que alguna vez hizo con su teléfono cayera en las manos de alguien que quiere hacerle daño. No haga trampa. Todo, eh: la contraseña del banco, los videos porno que circulan por sus grupos de WhatsApp, los comentarios anónimos que escribió en el foro de un diario o las veces que googleó “bomba” porque buscaba la receta de una bomba de crema o “caos” porque no recordaba el nombre del archienemigo del Superagente 86. “Con sólo alterar los datos que dejamos cada día en el mundo digital es posible desacreditar a cualquier persona, transformarla en un enemigo del Estado”, dice el hacker: “La gente usa sus datos de forma muy despreocupada porque todos creen que no tienen nada que ocultar”. Ésta es la trama de You Are Wanted, la serie más adictiva que nadie está viendo. Con dos temporadas en Amazon Prime, propone una pregunta inquietante: ¿y si en vez de hackearse un teléfono o una computadora pudiera hackearse una vida completa?
A los 36 años, Lukas Franke es gerente del hotel Waldorf Astoria de Berlín. Después de un apagón masivo en toda la ciudad, recibe un mensaje de texto con un archivo adjunto y al pulsar el botón verde del celular empieza su pesadilla: es víctima de un ciberataque que lo implica en las actividades de Antípoda, un grupo de hacktivistas que buscan sembrar el terror. La vida apacible que tiene con su esposa y su hijo se vuelve una locura y así se actualiza la clásica fábula hitchcockiana: la lucha impar del hombre común sometido a circunstancias extraordinarias. Filmada en Alemania, You Are Wanted es la primera serie que Amazon produjo fuera de los Estados Unidos para estrenarse globalmente y resume un miedo muy actual: las consecuencias del control sobre nuestros datos en una época en que confiamos en la tecnología más que en cualquier otra religión. Si fuera cierto que los algoritmos pronto tomarán el poder del mundo, cada like se transforma en una miga que traza la huella de nuestros pasos y cada búsqueda en Google esboza un perfil de nuestras inquietudes.
El archienemigo del Superagente 86 se llamaba Siegfried. Y también era alemán. “No estamos a salvo en ninguna parte”, dice un hacker al héroe involuntario. Corre, Lukas, corre: aunque no exista el escape ahí donde llegue el wifi. Póngase en sus zapatos y piense qué podría pasar si su teléfono, y todo lo que tiene adentro, cayera en las manos del caos. Tal vez sea hora de cambiar la contraseña o sacar la batería: que uno sea paranoico no significa que de verdad no lo persigan.