Eterno patito feo entre las preferencias de los cafeteros de ley, el filtro de café puede tener usos impensados. ¿Quiere limpiar los vidrios de una ventana? Puede. ¿Quiere servir pochoclo como si estuviera en una cadena de multicines? Puede. En atento servicio al ama de casa, un noticiero de San Antonio, Texas, se ocupa de bolunotas como ésta. No tienen filtro.
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