En un cruce insólito entre café y redes sociales, el bar Espresso Yourself usa la tecnología 3D para unir en romance a personas desconocidas. Inaugurada en Londres, imprime el rostro del cliente sobre la espuma del café y, en el vaso, consigna algunos datos básicos, como el sexo, la edad, la altura y los hobbies. También, un link al perfil de la persona en un sitio de citas. La idea es estimular el vínculo entre los parroquianos de las cafeterías: si no se animan a hablarse cara a cara, el toque digital combina la experiencia virtual con el ritual analógico y convierte el café en bebida erótica.
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Levante caliente como el café
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