Una azafata confirmó aquello que era un secreto a voces. En declaraciones a Business Insider, y cuando el mercado aerocomercial se debate en el dilema más peliagudo de su historia, ella reveló lo que nunca hay que hacer en un avión: pedir café o té. “Lo que pasa con el café y el té es que las tuberías de los tanques de agua rara vez se limpian”, dijo Jamila Hardwick. La cuestión es que las aerolíneas solo están obligadas a desinfectar sus tanques de agua cuatro veces al año, por lo que las propias azafatas ni se plantean tomar café o té a bordo de los aviones (ella dio otro consejo: si vas a volar, llevá encima una toallita húmeda porque la bandeja de la comida suele estar repleta de gérmenes, algo también aplicable a las fundas de los asientos y los protectores para la zona de la cabeza). Nobleza obliga: hoy hablé con Pablo Biró, el representante gremial de los pilotos aéreos argentinos, y ante mi aguda pregunta sobre la limpieza de los tanques con que se preparan las infusiones me dio una contundente respuesta: “Tendrías que leer menos cosas en Facebook”.