LA MUJER MARAVILLA PARA PRESIDENTA. En la incerteza de un domingo de elecciones, y con la contundencia de la tipografía en mayúsculas, un voto cantado: con su lazo de la verdad, la amazona desnuda las mentiras de los políticos y consagra un nuevo tipo de mujer (je). Hace cincuenta años, el primer número de la revista Ms. postuló en su tapa a la superheroína como el emblema definitivo de la segunda ola del feminismo y ahora el libro 50 Years of Ms., recién publicado en los Estados Unidos, registra ese hito del periodismo gráfico y documenta cómo la voluntad de discutir el patriarcado hace medio siglo fue apenas el comienzo de una era.
La revista Ms., fundada en 1972 durante la Segunda Ola del feminismo, fue la primera publicación masiva en abordar el tema de la violencia doméstica.
Una revolución mediática: en un kiosco tapizado con revistas femeninas que exhibían a modelos y actrices con los últimos vestidos o las nuevas recetas, Ms. le escribió a una mujer más preocupada por las ideas que por la minifalda o el consomé. El libro, con el subtítulo “Lo mejor de la revista que encontró el camino que encendió una revolución”, recopila cinco décadas de tapas, fotos y artículos en los que por primera vez el periodismo masivo defendió el derecho al aborto, denunció la violencia doméstica y exigió la igualdad de derechos para blancas y negras, entre otros mojones no menos importantes: la brecha salarial o las normativas del vello corporal. Bajo la batuta de su fundadora Gloria Steinem, una de esas personas legendarias que llegan a ver su propia biopic en vida (El diario de Gloria, con Julianne Moore, que está en Amazon Prime), la revista fue un ágora del feminismo durante cincuenta años, pero no es ajena a la duda: ¿cómo se leen sus tópicos en esta época?
“A menudo Ms. fue presciente, anticipatoria y exploradora de temas que se sienten tan relevantes hoy como lo fueron el día de su publicación, incluyendo la desinformación sobre la menopausia (1993), los efectos dañinos de la pornografía (2004) o las controversias y tensiones alrededor de los pronombres personales (1985)”, escribió la crítica Anna Holmes en The New York Times y en su texto se afirma que el hallazgo de Ms. fue adelantarse a los debates de un campo social que cambió acaso más que cualquier otro. Pero el libro, compilado por la editora de la revista Katherine Spillar, glorifica su legado y esquiva la autocrítica aunque Ms. también haya sido cuestionada por falta de representatividad en cuestiones de etnia, ingresos o edad. En todo caso, es interesante pensar cómo se articula el aniversario de la biblia mediática del feminismo con el furor de Barbie y su imprevista parábola de empoderamiento mujeril: durante cincuenta años, los artículos de Ms. repudiaron el estereotipo de la muñequita sin costillas ni pie plano.
Con el ceño fruncido, la Mujer Maravilla salva a una ambulancia del ataque de un avión de guerra y un afiche exhibe su lema de campaña: “Paz y justicia”. La tapa del primer número de Ms. no fue profética: en 2016, la superheroína terminó destituida como embajadora gráfica de la ONU por su apariencia de “mujer blanca de busto grande y proporciones imposibles” y los Estados Unidos todavía no tuvieron presidenta. Medio siglo después, el mundo se transformó como nunca pero algunos dilemas son los de siempre: mientras la amazona vuela en su avión transparente, las mujeres reales no pueden sacarse de encima el techo de cristal.