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Por qué hay poco café (y está tan caro)

“Este sábado entra un cargamento de Colombia y después no sé cuándo voy a volver a comprar”: es lo que me dice un importador de café y acá empieza a vislumbrarse una respuesta a la pregunta clave. ¿Por qué hay tan poco café? ¿Y el poco café que hay está tan caro? En estos días, algunas cafeterías ya ofrecen un cafecito de especialidad a más de 1.000 pesos y si lleva leche, un flat white o un cappuccino por ejemplo, llega a 2.000 pesos. Como saben, el 100 por ciento del café que consumimos en la Argentina es importado: se comercia en dólares. Y dólares no hay. 

 

La semana pasada, el café fue retirado de la lista de productos importados esenciales que arma el Gobierno y dejó de estar exceptuado del plazo de 180 días de pago al exterior. Esto quiere decir que los importadores compran el café hoy pero deben pagarlo dentro de seis meses o más, al precio al que vaya a estar el dólar en ese momento. El costo incierto se traslada a los tostadores y a las cafeterías: todos aumentan para cubrirse porque no saben cuál será el valor de reposición de su mercadería.

 

En resumen, se espera que en los próximos días el precio del cafecito se acomode entre los 1.000 y los 2.000 pesos porque con esta nueva resolución su valor se calcula según el dólar MEP, un punto medio entre el oficial, como lo venían pagando hasta ahora, y el dólar futuro: esto representa un 165 por ciento más que hace una semana. Es un golpe duro para la bebida más democrática de todas aunque sigue en sintonía con su valor histórico de referencia mundial: entre 1 y 2 dólares la taza.

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.