Se las conoce como Knittin’ Donuts (“donas tejidas”) y, para estas épocas invernales del Hemisferio Sur, resultan óptimas al brindar calor sin calorías. Para entibiar los pies, piezas de virtuosismo manual en las agujas de alguna abuela inspirada. De tan realistas, estas facturas y tazas de lana son sólo para adorno: mantener alejadas del goloso que se las quiera llevar a la boca babeante, al suspiro de “mmm… doooooonas”.
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