Cierto protocolo gastronómico de los últimos años impone impresentable servilletita entre la taza y el platito, siempre chorreada e inútil en su afán de dar apoyo a la galletita que acompaña el café. El diseñador inglés Dominic Skinner se propuso resolver el entuerto y creó la Dunk Mug (literalmente, “taza remojadora”). Dice que la inspiración le llegó después de ver padecer a los trabajadores en obras de construcción, donde se enfrentan al dilema cruel de la hora de la merienda: “Sin mesa, ¿dónde meto la galletita?”. Para aquellos nostálgicos del bay biscuit zambullido en un café con leche, un recurso para contar con la colación siempre a mano.

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Para la merienda, la taza remojadora
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