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Pelé puede ser un trago amargo

El futbolín, como le dicen en España al metegol, logró lo que es imposible en el fútbol: un partidazo con Maradona, Pelé y Zidane. La campaña publicitaria de la coquetísima marca Louis Vuitton reunió a los cracks justamente en el Café Maravillas de Madrid frente a la lente de Annie Leibovitz, aunque después supimos que, por una demora de nuestro astro, la reunión cumbre fue, apenas: otro prodigio del Photoshop. ¿Habrán amenizado el plantón con Café Pelé? Embajador de la infusión, Edson Arantes tiene su propia marca, que resume los atributos del café brasileño (oscuro, intenso, ¡amargo!) y una línea llamada Champ10n, que conjuga el término “campeón” con el número diez y promete: “Usted encontrará el verdadero sabor de la victoria”.
cafe-pele-2Potencia cafetalera (y, ejem, futbolística), Brasil es el auténtico granero del mundo: produce la tercera parte del total en el planeta y, con sus amplísimas plantaciones de la variedad robusta, aporta materia prima para los cafés instantáneos, como el Pelé, fabricado por la empresa Cacique, la mayor exportadora mundial de solubles. La eterna pica futbolera no impide que, en cualquier barcito de Buenos Aires, te sirvan el típico café brasileño, menos cotizado que los demás latinoamericanos y caracterizado por ser oscuro, intenso, fuerte, con mucho cuerpo, ligeramente ácido, amargo, de regusto prolongado. Casi picante. Sea en San Pablo, Salvador o Río de Janeiro, la infusión se toma como una cuestión de orgullo nacional porque si la alegría es brasileña, el café: también. Aunque no haya un Juan Valdez que resuma la placidez beatífica del terruño colombiano, es tan verdeamarelho como Sonia Braga y las veredas sinuosas de Copacabana dibujadas por el maestro paisajista Roberto Burle Marx. O como Pelé.
En el año del Mundial, la marca del goleador es ídem: se exporta a China, Arabia, Europa y Rusia, donde la memorabilia futbolera se cuela en las tazas, así como en muchos hogares argentinos que se traen el cuarto kilo como souvenir después de una vacación en Camboriú: si la refulgente sonrisa de Pelé puede ser indigesta ya desde el paquete, el sommelier aconseja apurar el café con un alfajor Dieguito, eterna golosina blanquiceleste y antídoto para el hincha contra el trago amargo.

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.