RBC NYC: el Aston Martin de las cafeteras

En la ciudad de las limusinas, el lujo no es vulgaridad: la máquina se impone, majestuosa y cromada, hacia el fondo del salón. Aunque anónima, ya es otra de las joyas de Manhattan. La cafetera Slayer cuesta 18.000 dólares, fue construida en Seattle, transportada hasta Nueva York y montada en el coqueto local de RBC NYC (71 Worth Street, Tribeca). A unas cuadras de la alcaldía, donde un multimillonario ocupa el sillón principal, la cafetera es la versión ultradeluxe de una clásica máquina express a presión, la única en Nueva York (un hallazgo en la ciudad donde hay mucho de todo) y una de las veinte que existen en el mundo. Con sus maderas opacas y grandes luces, RBC recibió el premio EatOut a «la mejor nueva cafetería» y, acaso por la arrogancia de su cafetera o por la notable sencillez de su arquitectura, es el lugar recomendado para tomar café en Manhattan por la enteradísima revista Wallpaper. Con el espresso como máximo fetiche, en RBC se jactan de no servir bebidas descafeinadas y de casi ningunear la leche. Sin una marca propia, en RBC ofrecen sosiego al bebedor más obsesivo con sus “cafés de temporada” de diferentes importadores de todo el país. Aquí se desconfía del blend. En relucientes tazas negras (se dijo: el color del nuevo lujo), las más refinadas variedades de origen que le exigen a la máquina sus máximas posibilidades.