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Sonata otoñal para un país dividido

En una calle cualquiera de uno de los tantos pueblos decaídos de Inglaterra, alguien escribió dos pares de palabras con aerosol negro en la pared de una casita: VETE A y TU PAÍS. Es lo que observa Elisabeth (así, con s) cada vez que vuelve al pueblo donde creció para visitar a su madre y a un vecino de 101 años que está en una fase de sueño prolongado, ya cerca del descanso eterno. Y es el doloroso escenario que la escritora escocesa Ali Smith eligió para Otoño, la primera de las novelas de su Cuarteto estacional, una maravilla que acaba de publicarse en español. Acaso uno de los proyectos literarios más ambiciosos y gratificantes de estos tiempos amargos, es el libro que hay que leer en esta estación: más que una novela, una postal de época.

 

Más que una novela, una postal de época: en “Otoño”, Ali Smith está desencantada con su país dividido pero aun así no pierde la esperanza.

 

“Es como si la democracia fuese una botella que alguien puede amenazar con romper para hacer daño con ella”, escribe Smith: “Es una época en que las personas hablan sin que lo que dicen llegue a convertirse en diálogo”. La novela es una reflexión lúcida sobre las relaciones rotas por la falta de entendimiento (¿le suena?). Desencantada con el país dividido y en crisis de fe contra la humanidad después del Brexit, Smith, a menudo presentada como “la esperada premio Nobel de Escocia”, escribió el primer tomo de esta tetralogía al que seguirán, lógicamente, Invierno, Primavera y Verano. Su reflexión sobre el paso del tiempo es cruel pero también esperanzada porque aun cuando la renovación de un pasaporte se convierta en un episodio tardío de El proceso kafkiano o el avance de lo privado sobre lo público sea ya inexorable, ella se empeña en su porfía: demostrar que la amistad imperecedera, aun dificultada por la edad o la lejanía, es lo auténtico en un mundo que perdió los cabales. Cada tarde de ese otoño, Elisabeth se sienta junto a la cama de su vecino y le lee un fragmento de Historia de dos ciudades y en el acto Smith emparenta su obra con la de Charles Dickens pero con un contraste actual y compone su historia de dos países, aunque los dos sean el mismo: uno xenófobo, aislacionista e insensible y otro hospitalario, integrado y solidario.

 

Lo que sigue, en palabras de Shakespeare: el invierno de nuestro descontento. Pero después llegarán la primavera y más tarde, cuando parezca que ya no viene, el verano. Un árbol y unas bonitas flores rojas son las cosas que observa Elisabeth cuando vuelve a pasar frente a la casita. Alguien las pintó sobre la pared y debajo de las cuatro palabras con aerosol negro (VETE A TU PAÍS) escribió con letras de colores: YA ESTAMOS EN NUESTRO PAÍS, GRACIAS.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.