Con su fórmula de rock hormonal y sexplotation adolescente, pasaron como un cometa hace 35 años. Ahora, una peli congela a las quinceañeras en el momento más caliente de sus vidas.
En primer plano, el goteo anuncia la inminente formación del charco rojo carmesí en la vereda. Esta es una típica fábula de iniciación rockera (con la tríada ascenso-gloria-caída) pero el mojón no es producto de una hemorragia nasal ni de un tajo punk: apenas, una primera menstruación. La sangre chorrea entre las piernas de la que nació con destino de rockstar, eufórica a los 15 por su ingreso a la adultez en plena calle: si la anécdota podría ser tragedia femenina para el comercial de toallitas, acá es motivo de celebración. “Ya sos oficialmente una mujer”, le dicen: “¡Salgamos a festejar!”. La escena abre la película The Runaways, la biopic rockera que se está estrenando esta semana en el mundo (todavía sin fecha legal en la Argentina) y que, a exactos 35 años de aquel período, revive la bandita homónima que pretendía ser “el primer grupo femenino y creíble de rock del mundo”. La rubia del charco entre las piernas es Cherie Currie (interpretada por la ex niña prodigio Dakota Fanning, en su primer papel adulto), la que toca la guitarra a su lado es la morocha Joan Jett (con el gesto mustio de Kristen Stewart, la carapálida de Crepúsculo) y el que las maneja es Ken Fowley (Michael Shannon), productor gurú y cínico consumado: “Esto no es sobre la liberación femenina”, habrá dicho así en la vida como en el cine, mientras bombardea a sus chicas con latas de cerveza y caca de perro para templar su carácter: “Esto es sobre la libido femenina. A la mierda la autoridad, quiero un orgasmo”.
Ni autoconciencia de género ni épica feminista: apenas, la odisea de unas quinceañeras por abrirse paso en un mundo machista. Si el hit de 1976 (Cherry Bomb) era una oda a la sexualidad combativa que parecía alienar, asquear y excitar a la vez, también fue prueba de la sexplotation teen que un productor vislumbró veinticinco años antes de que Britney, en jumper y gestito perverso, dijera: “Ooops, lo hice de nuevo”. Aunque Joan haya sido el motor de la banda (y, ya separadas las Runaways, millonaria con el himno superventas I Love Rock and Roll), la película está basada en Neon Angel, la autobiografía de Cherie, así que ella es la protagonista, glamorosa en sus precoces quince, rebelde hormonal ante la advertencia represiva e indiferente frente al mandato familiar, el clásico de la hermana más abnegada: “¡Mamá te va a matar!”. En su libro, ella recuerda esos años: “La actitud era que las mujeres no podíamos hacer rock. Eramos una verdadera amenaza, especialmente por ser adolescentes”. El texto completo, acá.
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