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Un jardín en el bolsillo

La novela más fragante de esta temporada tiene setenta años. Es una emocionante oda a la jardinería o, lo que es decir casi lo mismo, a la vida: si es cierto que toda existencia tiene sus estaciones (y aunque a veces parezca que el invierno será eterno, la primavera y el verano llegan siempre), el otoño inminente es perfecto para pasar las hojas. “Era una de esas mañanas templadas de otoño en las que la vida temprana se había convertido en una fina lluvia y todo goteaba”: así empieza Recuerdos de un jardinero inglés, la novela que Reginald Arkell escribió en los años 50 y ahora se publica acá y que, junto con el reality Full Bloom, que elige al mejor florista, el perenne éxito de la revista Jardín y los fascículos de jardinería que se agotan en los kioscos, delata la necesidad ancestral de rodearnos de plantas y flores porque… ¿acaso el mundo no empezó con un jardín? 

 

La novela perfecta para leer al inicio del otoño: una vida sencilla narrada a través de un jardinero y su jardín.

 

Desde la ventana de la casita de servicio, el señor Pinnegar observa la obra de su vida, el edén de una mansión en la campiña inglesa en el que trabajó durante sesenta años, y en esos recuerdos se suceden las cuitas de un pasar sencillo. Ahí donde la rutina hoy pueda parecer demasiado conformista (“era la época de las cosas establecidas, cuando un hombre no se avergonzaba de decir que lo que fue suficiente para su padre era suficiente para él”), lo suyo en realidad es el anhelo de un mundo sólido, como escribe Arkell, uno en el que la vida era más simple y satisfecha consigo misma. Estación tras estación, el señor Pinnegar descubre cómo cultivar fresas fuera de temporada o cómo eliminar los hongos que diezman los parterres y en la gesta módica se esconde un mundo en miniatura: “La vida en un jardín es una larga batalla contra las fuerzas del Mal, pero la victoria vale la pena”. Inocentón y entrañable, Pinnegar es uno de esos personajes literarios destinados a vivir para siempre (como Bartleby, pero sin oficina, o el mayordomo Jeeves, pero sin sarcasmo) y si un crítico del diario El País dijo que esta novela resulta ideal para contrarrestar los desánimos propios de una pandemia, es justo lo que necesitamos en estos tiempos: una fábula pequeña, vital y optimista.

 

Lo mismo que hay gusanos en el corazón de una manzana, hay maldad en algunos corazones humanos. Pero son los menos. La lectura de Recuerdos de un jardinero inglés despierta la felicidad que uno siente cuando mira y huele la hierba recién regada por una llovizna redentora. Acaso como ningún otro, este texto plagado de nomeolvides confirma el proverbio árabe: “Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo”.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.