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Una nueva clase de heroína de historieta

Un viaje de dos horas se hizo en cincuenta y cinco años. Es lo que tardó la coreana Lee Ok-Sun en volver a su casa desde China: se fue en 1941 y volvió en 1996, cuando un programa de televisión ayudó a las expatriadas a regresar al lugar donde habían nacido. A los dieciséis años, ella fue vendida como “mujer de consuelo”, la expresión que usaba el ejército imperial japonés para referirse a sus esclavas sexuales. Y es la historia real que cuenta Hierba, la extraordinaria novela gráfica de la artista Keum Suk Gendry-Kim recién publicada acá: en casi quinientas páginas de viñetas monocromáticas, el calvario de Ok-Sun y otras como ella, un documento histórico que contrasta el blanco de la hoja con el manchón de tinta como expresión del dolor. Fundido a negro.

 

Una extraordinaria novela gráfica que cuenta la tragedia de las “mujeres de consuelo”, la expresión que usaban los japoneses para referirse a sus esclavas sexuales.

 

“Habría sido mejor que hubieses nacido varón”, dice el padre a la pequeña Ok-Sun en el campo de Busan de la década del ’30: “Pero qué le vamos a hacer, es lo que te ha tocado”. Ella quiere ir al colegio como su hermano mayor. Hundidos en la miseria, sus padres la entregan en adopción a un matrimonio que había prometido educarla aunque pronto se devela el horror. Todavía en la infancia, Ok-Sun es enviada a China y obligada a ser una mujer de consuelo: “Una traducción directa del eufemismo japonés para prostituta, ianfu”, escribe Gendry-Kim: “La expresión sigue siendo controvertida, especialmente entre las sobrevivientes y los países de los que fueron tomadas porque sólo refleja la perspectiva de los militares japoneses y distorsiona las experiencias de las víctimas”. En una estación ubicada en un aeródromo, Ok-Sun recibe un nombre en japonés (“Tomiko”) y es obligada a atender sexualmente a los soldados del Japón, que había invadido Corea y una parte de China. No recibe comida ni ropa ni remedios. Los tormentos son infinitos. 

Según algunos académicos, el cómic documental es el nuevo-nuevo periodismo, un tipo de lenguaje que usa elementos formales (paneles, viñetas, globos, siluetas, sombras) para narrar historias verídicas con una contundencia visual que supera el impacto de las palabras, una tierra de nadie entre la investigación, el ensayo y la ilustración. La crónica gráfica narra lo real a través del texto y los dibujos: en Hierba, la ausencia de color transmite una sensación de horror, urgencia y gravedad. Para el diario inglés The Guardian, es “el cómic del año” y algunos lo sitúan a la altura de Maus, Persépolis o Pyongyang, las historietas célebres que denunciaron los dramas del nazismo, la revolución iraní o la pesadilla de vivir en Corea (la del norte). La autora se dibuja como uno de los personajes, ella misma entrevistando a Ok-Sun en el presente. Mientras vive en un refugio para las víctimas de la esclavitud sexual, recuerda su durísima historia y repite una letanía: “Los japoneses son unos bastardos y unos degenerados, nos deben una indemnización”.

Con más de noventa años, Ok-Sun se convirtió en una activista comprometida con los derechos de esas mujeres y esta obra se propone rendir tributo a su lucha “como una hierba que resiste”. Una vez terminada la guerra, ellas recuperaron la libertad pero se quedaron con las heridas, los traumas y el desprecio. En las antípodas de la Mujer Maravilla o Supergirl, hoy Ok-Sun encarna una nueva clase de heroína de historieta que se dobla pero siempre sigue en pie. 

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.