La historia ilustrada del vicio permitido.
El 13 de agosto de 1683, el polaco Franz Georg Kolschitzky actuó como topo, se infiltró entre las líneas del ejército otomano que ahogaba a Viena y, después de dar una señal, habilitó el ataque por la retaguardia. Los turcos huyeron derrotados y, en la estampida, dejaron quinientos kilos de café. Premiado por su lealtad y valentía, Kolschitzky recibió la licencia para abrir una cafetería. Se llamó La botella azul y, para aliviar el amargor del café a la turca, le agregó leche caliente. Y empezó a servirlo de mañana. Urgido por la necesidad de acompañar la bebida con una colación, le encargó a su maestro pastelero que invente una factura, que tomó la forma de una medialuna como recuerdo de la victoria frente a los turcos.
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