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Vivir entre burbujas

Los Grand Cuvée de Nieto Senetiner son espumantes singulares que ofrecen una experiencia única a los bebedores que siempre esperan… algo más.

Espumantes
Foodies, logo“Creo que nunca bebí espumante antes del desayuno. Con el desayuno muchas veces, pero nunca antes-antes”: el caballero le explica a la dama sus hábitos gastronómicos personales en una maravillosa escena de Desayuno en Tiffany’s, la novela de Truman Capote, y si es cierto que el espumante es la bebida definitiva para aquellos que aspiran a una vida burbujeante, la sensación matutina del descorche es inigualable: ¿o acaso la bebida icónica del brunch no es la Mimosa, que combina espumante con jugo de naranja? En algunos países, la novela (y después, la película) se conoció como Desayuno con diamantes o Muñequita de lujo, toda una mitología alrededor de una aspiración genuina, resumida en el berretín por las joyas o el champagne: la buena vida. Para aquellos que esperan más, los espumantes de la bodega Nieto Senetiner ofrecen la experiencia mejorada: sus Grand Cuvée son singulares. Desde el desayuno-almuerzo hasta la última copa después de la cena, espumantes con personalidad bien definida, añejados en roble francés y con un público exigente: sea en las novelas de iniciación o en la vida real, los que no se conforman fácil. 
En el frío diccionario francés-español, cuvée se traduce como el contenido de una cuba. A secas. Pero en la región de Champagne, donde empieza esta historia, significa algo más: así se le dice a lo mejor que resulta de extraer el jugo de las viñas. En Mendoza, ese corte de espumantes elaborado a partir de la selección de uvas de mejor calidad, cultivadas en terruños excepcionales, termina en botellas de vidrio verdoso rubricadas con una etiqueta en forma de escudo: con su heráldica distinguida, Grand Cuvée Nieto Senetiner es la línea premium de espumantes de la bodega. Y se elabora mediante la técnica Blanc de Noir, que permite obtener vino blanco a partir de uvas tintas. En el corte predomina el típicamente francés Pinot Noir (si se permite la autorreferencia: por su ligereza, mi cepa preferida), con un aporte del más criollo Malbec. Después de una fermentación cuidadosa, lenta y a bajas temperaturas, se deja reposar durante medio año para conseguir un espumante más opulento.
¡Pum! En la búsqueda de una onomatopeya para el descorche, imagino el momento feliz de un desayuno (o un almuerzo o una cena) con un espumante especial para conocedores. En el Brut Nature se percibe un elegante color salmón, con burbujas abundantes y delicadas. “Presenta un equilibrio perfecto entre sus aromas florales y frescos y aquellos a pan tostado con notas de levadura”, explican los enólogos de Nieto Senetiner: “En boca posee un final largo y equilibrado”. El Brut Nature se presenta fresco con volumen y es de esas bebidas con retrogusto generoso: perduran las sensaciones gratas con el correr del tiempo. Ideal para acompañar cócteles de frutos de mar o carnes de pescado de río, se sirve a 8 grados de temperatura y tiene un potencial de guarda de hasta cinco años, siempre que se observen las reglas del cuidado para los espumantes delicados: conservar en un lugar oscuro, fresco y sin vibraciones.
También mendocino aunque con un típico gusto francés, el Extra Brut combina lo oscuro y lo claro: por afuera de la botella, un escudo azul identifica este champagne de un particular color salmón brillante y lípido, que presenta una efervescencia sutil de burbujas finas (observarlas con los ojos fijos puede ser una experiencia relajante o extática, según el ánimo del día). “Se perciben aromas frutales y a pan tostado, finamente combinados con notas florales”, distinguen los expertos: “Es vivaz y elegante en boca”. Señorial y equilibrado, el Extra Brut combina con aperitivos, carnes blancas, mariscos, pescados y quesos azules. Las dos variedades se presentan como las opciones de un ejercicio hedonista para la ocasión especial o el disfrute cotidiano: si ante el acontecimiento feliz se dice “¡hay que descorchar!”, la analogía con las burbujas promete una efervescencia anímica. Y estos Grand Cuvée aseguran una experiencia inesperada entre aquellos que esperan más de la vida.
Para el mediodía, una tostada con Mimosa. Para la noche, un pescado con espumante. La protagonista de Desayuno en Tiffany’s, inmortalizada en el cine por la etérea y eterna Audrey Hepburn, se llamaba Holly Golightly y era fanática del champagne. En el nombre y el apellido que eligió para darse a conocer en la gran ciudad se resumían sus aspiraciones y acaso sin advertirlo también destacaba una cualidad del espumante, su bebida sagrada: en la vida y en la copa, va ligero.

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.