“Belinda parpadeó, separó sus labios y encontró su punto caliente”: para toda una generación, estas palabras podían ser incendiarias. Antes del sexo al alcance de la mano, tan próximo e ilimitado como un teléfono con plan de datos, nuestros mayores se estimulaban con libritos de hojas pringosas y tapas cuarteadas. Si lo más cercano al porno de los padres eran esas revistas que se escondían en lo alto del placard, para un irlandés llamado Jamie Morton el hallazgo supuso otra clase de revelación: descubrió que su papá, un constructor de costumbres rígidas y modales severos, tenía una doble vida como escritor de novelas XXX. Su libro Belinda Blinked (“Belinda parpadeó”) fue un pequeño clásico valijero y ahora Jamie lo convirtió en un fenómeno de época: primero, un podcast; y pronto, un programa de televisión en los que relata las tramas afiebradas creadas por su padre.

El podcast “My Dad Wrote a Porno” tuvo más de 120 millones de descargas y el año que viene se convertirá en un programa especial de HBO.

Escondido detrás del seudónimo Rocky Flintstone, el viejo imaginó incontables aventuras para su heroína Belinda Blumenthal, una mujer fascinada por el sadomasoquismo, con el tono de los libritos que se vendían en terminales de tren para regocijo de los pasajeros (en Irlanda del Norte, como en la Argentina, las estaciones son campo fértil para la aventura, física o mental: en los kioscos de acá todavía se encuentran viejos ejemplares de las revistas Adultos o Clímax, un rejunte de pajinetas con mucho texto y pocas fotos). “Belinda parpadeó…”, lee el hijo en voz alta junto a dos amigos en el podcast My Dad Wrote a Porno, un éxito inesperado y global: más de 120 millones de descargas, oyentes famosos como el actor Elijah Wood, que participó en un episodio desde Hollywood, y un contrato con HBO para transformarlo en un programa que se estrenará el año que viene y que ilustrará las escenas sexuales con dibujos animados. Siempre al borde del ridículo, Belinda despierta más risas que calentura: en las estrambóticas aventuras narradas con expresiones barrocas (“regurgita su magma”) se devela lo involuntariamente cómico del porno.

“Necesito tus manos sobre mi…”, escribe el padre y lee el hijo. Si el sexo de nuestros padres es un asunto velado, en tanto la represión del tema nos empuje a pensar que sólo lo hicieron para concebirnos a nosotros, ¿qué pasaría si descubriéramos la obra de un Marqués de Sade que anda en pantuflas de entrecasa? Es inevitable: por lo menos una vez en la vida, y eso por lo general sucede cuando empezamos a hacernos adultos, todos nos avergonzamos de nuestros padres. Pero Jamie cambió el bochorno por cierta clase de orgullo y aceptó a la imaginaria Belinda como una hermana bataclana.

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.