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La escritora como faro de su época

Con cara de pájaro y el pelo ensortijado, una mujer pequeña se inclina sobre una máquina de escribir gigantesca y la aporrea: es un aparato alquilado porque ella es canadiense pero está viviendo en Berlín. El año es 1984, acaso el más indicado para imaginar una distopía, y de sus visitas al otro lado del Muro la mujer descubre la cautela, la sensación de ser objeto de espionaje, los silencios, los cambios de tema, la sospecha y el terror y de todo eso nace lo que escribe, una novela llamada El cuento de la criada. Esa imagen es la primera que se ofrece de la escritora en Margaret Atwood, A Word after a Word after a Word is Power, el maravilloso documental que estrenó Paramount+ que demuestra cuán poderosas pueden ser una palabra después de una palabra después de una palabra.

 

Vida y obra de Margaret Atwood: un documental que muestra el compromiso de la madre de la literatura canadiense.

 

“Ella escribe para su época y es de su época, pero trasciende su época”, se dice de Atwood, la madre fundadora de la literatura canadiense moderna y una celebridad literaria internacional. Sus casi sesenta libros fueron traducidos a cuarenta idiomas (acaba de publicarse acá Oryx y Crake, la primera parte de su trilogía sobre el apocalipsis ambiental) y ella misma encarna una especie en extinción: la escritora comprometida, una clase de intelectual que vuela con destreza en la academia y la televisión. En el documental, los directores Nancy Lang y Peter Raymont la retratan durante una gira europea a sus 80 años con la misma energía que tenía para protestar contra la guerra de Vietnam o reclamar por el aborto legal. Y en esa misión, la de la escritora como faro de su época, Atwood sobreactúa cierto despiste pero está atenta a todo y muestra un tesoro a cámara: la caja de recortes donde juntó el material que inspiró los hechos narrados en El cuento de la criada, desde la orden marcial del dictador Ceausescu que obligaba a cada rumana a entregar una parva de hijos al régimen hasta los secuestros de bebés en la dictadura argentina. No quiso escribir nada que no hubiera pasado ya para que no pudieran acusarla de fantasiosa o pesimista.

 

La parábola de Offred, esa mártir sin nombre entregada en ofrenda, se volvió universal y ahí se ven grupos de mujeres con el vestido rojo y la toca blanca protestando en las calles de Buenos Aires, Nueva York o Helsinki. ¡Bendito sea el fruto! Mientras tanto, Atwood dedica horas a viajar por el mundo, a observar los pájaros con ojos de ornitóloga y a escribir a mano su próxima historia, una antipredicción más que una profecía: con la astucia de una vieja sabia, es de las que creen que si el futuro se puede describir con detalle tal vez no llegue a ocurrir.

 

Publicado en La Nación

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.