“Los ‘melbournianos’ aman beber café, con sus bares al aire libre y sus máquinas express en las orillas del río”: así se presenta la ciudad en su guía oficial y eso empuja a pensar que el café es cosa seria. Lo es. En el centro y en la bohemia Kilda Beach se desparraman las cuevitas, multiplicando la competencia. Por eso, ser elegida como “la mejor cafetería nueva” es una distinción notable. En la callecita Flinders Lane, Duke’s Coffee Roasters abre su nueva sucursal en el estricto horario de 7 a 16.00. Dos cafeteras La Marzoco, una Strada y una Mistral, dominan el ambiente natural de maderas claras. Los sifones y la Aeropress, para contento de los desenchufados, comparten el protagonismo. Pido un espresso doble (necesito carburante). Me sirven el blend de la temporada, titulado The Ross House: una taza potente, con notas frutadas y una acidez justa. Para los puristas, hay variedades de origen: El Salvador Santa Isabel o Colombia Esperanza. La felicidad toma la forma de una pequeña tacita blanca.
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Beber como un duque: la mejor cafetería de Melbourne
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