Un momento de meditación: el café tiene un santo patrono. Y es San Drogón, un santo que nació en la región belga de Flandes el 14 de marzo del año 1105 y que llegó a los 81 años (una proeza en esa época) a pesar de haber luchado toda su vida contra una brutal enfermedad. Huérfano desde muy pequeño, creció en un hogar para niños desamparados. Pronto empezó a trabajar como pastor y sus largas estadías en la montaña, en soledad junto a sus cabras, lo inclinaron hacia la meditación. Pero en una peregrinación a Roma contrajo una enfermedad gravísima que lo desfiguró: pasó el resto de su vida encerrado en el cuarto trasero de una pequeña iglesia en Sebourg, Francia, para que nadie lo viera, convencido de que era un monstruo. Fueron cincuenta años de vivir en la oscuridad, solo recibiendo una taza de agua caliente dos veces por día a través de una pequeña ventana y la eucaristía los domingos y ofreciendo consuelo a los fieles que lo visitaban. Por eso, se lo conoce como “el santo de los feos”. Esta semana, el diario Catholic New York informó que Drogón es el patrono de la cafeína, aunque el mártir no probó el café una sola vez en su vida y acaso como reconocimiento tardío a su legendaria lucidez en la oscuridad. Un auténtico misterio de la fe.
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El santo patrono del café
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Nicolás Artusi
Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.