Un viejo corresponsal de guerra es enviado a realizar un reportaje a una estrellita de telenovelas. Entre el cinismo y el sincericidio, los dos aprenden cosas de sí mismos. Y dan una clase sobre el arte de la entrevista.
El Santo Grial de los periodistas: la entrevista es el género por excelencia, Eldorado que persigue cualquier practicante del oficio. Alguna vez se dijo que es una mezcla de confesión laica, ficción de a dos y tautología (“r epetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras”) consentida. Mientras el ejercicio digno del periodismo combate una imposición de entrevista pautada, convenida o digitada, la película Interview resume las tensiones propias de lo que se entiende como un duelo por el textual: cronista y actriz, él incisivo en las preguntas; ella, elusiva en las respuestas. ¿Asistimos al nacimiento de la entrevista como género cinematográfico? Un año después del estreno de Frost/Nixon, la película en la que el director Ron Howard diseccionaba los arreglos del reportaje televisivo, el fetiche indie Steve Buscemi dirige el dramita intimista donde también interpreta a un ajado corresponsal de guerra que, sometido a los mandatos de la industria periodística, debe entrevistar para una revista a la estrellita de televisión Katya (la bonita Sienna Miller). La misión no le causa gracia: se cree para asuntos mayores. Si es cierto entonces que la entrevista es una ficción de a dos, acá el periodista comprometido ningunea a la criatura de telenovela y, cuando el diálogo parece chocar contra la pared de la incomunicación, ella desliza la confesión inesperada. El sincericidio. Y en esa cacería por la frase que se deje atrapar entre comillas y sirva para titular una nota, la presa mezcla los papeles del cazador.
Para algunos teóricos del periodismo, la entrevista debe ser lo contrario de un match de box: se la define como “el arte de estar ausente para hacerse presente”. Para otros, es una pulseada que persigue la derrota pública del interrogado. En Interview, el arte del diálogo es educativo para uno y para otra: entre preguntas y respuestas, ambos aprenden cosas de sí mismos que ni siquiera sabían que sabían.
