La última tara de la vida insólita en las grandes ciudades acaba de llegar a Nueva York: después de Tokio, París, Viena y Londres, se inauguró un café de gatos. En el Cat Café de Manhattan viven 16 felinos, que interactúan con los clientes en una amable socialización. Auspiciado por la empresa Purina One, que produce alimento para gatos, la cafetería tiene una bebida de bandera: el catachino latte, que no es más que un café con leche decorado con el dibujo de un felino hecho en espuma. El bar también ofrece conferencias y charlas de expertos sobre cómo mantener saludables a los gatitos, cómo alimentarlos, cómo adaptar el hogar… Una pavada que se extiende por el mundo: antes de fin de año se abrirán dos sucursales felino-cafeteras en San Francisco. En Nueva York, el furor fue absoluto: los clientes esperaron hasta dos horas para tomar un latte entre gatos.
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Nueva York ya tiene su café para gatos
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