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Río, día 1: Operación ley seca

sommelier-do-cafe “Operaςao lei seca, beba café!”: aun en este país de cerveja livianísima, se desalienta el consumo etílico y las cafeterías se anotan para aprovechar el filón. Es el primer día en Río de Janeiro y, ahí donde la estadística apunte que Brasil es el mayor productor mundial de café, la infusión se sugiere omnipresente, casi una razón de orgullo nacional. Aquí no habrá un Juan Valdez que resuma la placidez beatífica del terruño colombiano, pero el café es tan brasileño como Sonia Braga o las veredas sinuosas de Copacabana dibujadas por el maestro paisajista Burle Marx. Para que no existan dudas, las cafeterías entendidas ostentan sello en la puerta (“Círculo do Café de Qualidade“) y, si el espresso es bebida popular tanto como en Roma o en Buenos Aires, las variedades resumen el mapa del gigante: Alta Mogiana Paulista, Sul de Minas, Orgánico de Pernambuco. En Armazém do Café (Avenida Visconde de Pirajá 261, corazón comercial de Ipanema), la infusión se supone secreto estratégico: se prohíbe sacar fotos, quizás para no robar la fórmula del Espresso do Armazém (R$ 3,30, unos 7 pesos argentinos), la bebida reconcentrada y mais gostosa do mundo, una variedad obtenida de una selección de granos arábicas brasileños. Se toma de un tirón, sin galletita ni vaso de agua: casi un ristretto para el fanático. Y en una vitrina se ofrecen los souvenirs para coleccionistas (cafeteras Bialetti, tazas dibujadas, robustas máquinas express) y los blends que, nomás llegar, con su nombre ya te ponen en clima tropical: Conga, Rumba y Sambo.
 

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Nicolás Artusi

Es periodista y sommelier de café. Trabaja en radio, prensa gráfica, televisión y online. Escribe libros largos y artículos cortos. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.