La fundación mítica del café cuenta que, allá por el año 878, en lo que hoy es Etiopía, el pastor Kaldi advirtió por primera vez el fruto del café después de que sus cabras se volvieran locas de contentas. Más de mil años después, la marca yanqui Espresso Republic lanzó su variedad Black Goat (“cabra negra”), que se presenta en dos versiones: para preparar espressos y para hacer café oriental, como lo tomaban (¡y lo siguen tomando!) en los márgenes del Mar Negro. Son cafés orgánicos importados de Etiopía, de tostado ligero, cosechados bajo las reglas del fair trade y con una pizca de cardamomo. Un homenaje a aquella cabra a la que le debemos el hallazgo de nuestra bebida favorita. Era justo y necesario.
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Un homenaje a la más loca de las cabras
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