Una fulgurante bicicleta de un rojo cromado cuelga desde el cielo raso y se refleja en la cafetera La Marzocco, también brillante como un espejo recién lustrado: modo y reflejo de un estilo de vida citadino moderno, con el café como combustible para el ciclista apurado. En la avenida Lafayette casi llegando a Houston, Gasoline Alley Coffee combina ladrillos a la vista con cemento alisado y, sobre todo, el espresso como unidad de producción: a 2,75 una taza provista por la marca Intelligentsia, que se asemeja al gusto argentino por el “cafecito”. Con más agua y un vasito de cortesía, menos áspero que el ristretto cortísimo que sirven en la vecina Little Italy. En un país y una ciudad obsesionados por los récords, Gasoline Alley rinde tributo a una de las historietas más populares de la nación, que se publica desde 1918 aunque la edad no le alcance para el Guinness: se aclara que es “la segunda más antigua de las tiras cómicas de los Estados Unidos”. Y ya se sabe: acá y en muchos lados, el segundo es el primero de los perdedores.
¡Dame más gasolina!
CategoriesSin categoría
Tenés que iniciar sesión para comentar.